lunes, 14 de julio de 2008
Ese verano en Tayasal
Los arqueólogos han discutido durante mucho tiempo sobre el emplazamiento de la que fue última ciudad maya independiente. Había información sobre esa ciudad, llamada Tayasal, gracias a un cronista español, Juan de Villagutierre, pero se dudaba si estuvo en una isla del lago Petén Itzá (departamento de El Petén, Guatemala), o en una península del mismo lago que hasta hoy conserva el nombre. Además de haber resistido a los conquistadores hasta 1697, la ciudad era célebre porque allí hizo jornada Hernán Cortés en 1525 cuando se dirigía a Honduras atravesando las selvas centroamericanas. Parte del equipo estadounidense que había excavado Tikal en un proyecto excepcional, por su duración y sus resultados, iniciaba en los setenta una exploración sistemática para resolver el problema de la localización de Tayasal, y yo tuve la suerte de ser invitado a participar. El director era William Coe, aunque no se le veía mucho en el campo, y había un guatemalteco, de nombre Amílcar Ordóñez, con el que entablé amistad, los dos hispanos en el centro de una marea de gringos. Fue una temporada muy feliz, por todo lo que pude aprender y por el contacto tan estrecho con la cultura maya, y con la selva, en la que nos perdimos una vez, susto que luego atenuamos gracias a una caja de botellas de cerveza. No se encontró Tayasal -que hoy suponemos que estuvo en la isla de Flores- pero se descubrieron varios yacimientos clásicos y postclásicos interesantes.
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