¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

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miércoles, 18 de mayo de 2011

Otras arqueólogas que recuerdo

Pocas veces he disfrutando tanto leyendo un libro que no pertenece al campo de la ficción como con el delicioso Ven y díme cómo vives de la inglesa Agatha Christie. Mucha gente cree que esta autora únicamente escribió libros de misterio, novelas policíacas o, con seudónimo, otras de tipo romántico, pero se equivocan, escribió también sobre la vida cotidiana, la suya y la de otras personas, y un ejemplo maravilloso es el Ven y díme cómo vives, donde narra las peripecias de sus excursiones a Oriente acompañando a su esposo, el arqueólogo Max Mallowan. La Christie se inspiró en el ambiente de la arqueología oriental para componer algunas de sus más célebres narraciones, pero sobre todo, y es lo que me interesa destacar aquí, se portó valientemente ante las muchas adversidades que ese ambiente propiciaba. Mujer decidida, dispuesta a todo como su marido con tal de conocer, ver, experimentar, es un último eco de tantas intrépidas inglesas que afrontaron los viajes y las exploraciones en los países considerados peligrosos, o sencillamente incómodos, con una energía y una voluntad muy encomiables. Algunas fueron arqueólogas, y yo recuerdo todavía entre mis lecturas primerizas a Kathleen Kenyon o Marija Gimbutas (una lituana heterodoxa y muy interesante que hizo carrera en los Estados Unidos), arqueólogas con enaguas, en una época en que todavía se regateaban muchas posibilidades de acción a las mujeres por el mero hecho de serlo. Tal vez podían trabajar sin oír comentarios negativos en la muralla de Adriano o en una villa de la Toscana, pero en Siria, en Irak, en las selvas amazónicas o centroamericanas, ahí eran criticadas a menudo como poco femeninas o se exponían permanentemente a la no solicitada "protección" de los varones. Hoy la historia de aquellas pioneras despierta admiración y asombro, pero también, desde el punto de vista científico, el reconocimiento de que las exploradoras y arqueólogas del siglo XIX y las primeras décadas del XX hicieron avanzar sustancialmente nuestro conocimiento de aquellas culturas exóticas y misteriosas.