martes, 11 de enero de 2011
ICONOLOGÍA y EPIGRAFÍA
Cuando yo empecé a estudiar las culturas precolombinas había dos enfoques que todos seguíamos: o se hacía desde la documentación española de la época colonial, lo que más tarde se llamó en la Universidad de Madrid Etnohistoria, o se hacía desde la arqueología, con método tradicional, muy descriptivista. Mis primeras excavaciones en los Andes expresaron que era la arqueología lo que me interesaba, pero aquellos proyectos trataban de ser interdisciplinarios, y había etnólogos e historiadores en el campo, con los arqueólogos. De la arqueología más descriptiva se pasó a la arqueología más interpretativa -más antropológica, tal vez- y de ahí a la moda rampante de la iconografía. Los últimos trabajos que he dirigido no tienen que ver ya con excavaciones en el campo, sino con interpretaciones de las escenas de los vasos clásicos, de ignorada procedencia en su mayoría, estudio de símbolos, teorías mitológicas, etc. Y eso, creo yo, se debe al enorme prestigio alcanzado entre los estudiantes y entre los estudiosos por la tarea de los epigrafistas; lamentablemente, los logros de la epigrafía maya son todavía muy modestos, aunque en algunas cosas sus descubrimientos hayan sido sensacionales. Se debe tal situación a que los mayas escribían de manera escueta y de pocos asuntos, y muchas inscripciones, lacónicas y oscuras, más parecen fórmulas ocultistas para uso privado que verdaderas manifestaciones de propaganda política con eficacia social. Me gustan los trabajos iconográficos y epigráficos, pero a veces me pregunto si no estaremos suponiendo en exceso, dejando volar la imaginación y construyendo sobre débiles cimientos.
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1 comentario:
Buenas noches. En mi opinión deberiamos considerar a la epigrafía como una ciencia con mayúsculas. Gracias a sus logros que, para mí han sido importantísimos, desde que la sombra de Thompson (y otros) se diluyó, se ha llegado al momento actual en el que más de un 80% ha sido descifrado. Lo siento pero en esta ocasión discrepo con usted creo que los trabajos epigráficos nos están presentando, desde las últimas décadas, una visión cada vez más cercana a la realidad de los centros mayas clásicos donde lo político, económico y militar se entremezclaba con lo sagrado y sobrenatural. Lo único que se puede reprochar (y parece que su planteamiento va por ahí) es lo que E. Velásquez criticaba hace poco tiempo a aquellos epigrafistas que, según él, siguen a pies juntillas la información que contienen las estelas sin realizar ninguna crítica. Pero claro, ¿cómo hacerlo cuando las fuentes para el estudio del clásico son de tipo arqueológicas y epigráficas?... supongo que diferenciando y comparando entre unas y otras, las de un centro y las de otro, etcétera. Apasionante el campo epigráfico a la par que complicado.
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