martes, 18 de enero de 2011
Esperanzadores jeroglíficos
Mi amable comentarista Pablo Mumary me reprocha la escasa confianza que tengo en la información proporcionada por las inscripciones jeroglíficas mayas. Probablemente esa perspectiva algo escéptica se deba a dos razones, primero que me interesa mucho la egiptología, y en esa rama del conocimiento los avances fueron meteóricos desde que Champollion encontró la clave del desciframiento, y segundo, que mi impaciencia se aviene mal con la lentitud con la que vamos reconstruyendo, apoyados en la lectura de las inscripciones, la sociedad maya antigua. Un porcentaje muy elevado de los trabajos epigráficos se dirige a interpretar términos y frases que hacen referencia a la mitología o a la religión en general, lo que hace muy difícil la comprensión del texto y suscita numerosas hipótesis distintas, todas posibles. Las inscripciones del Templo XIX de Palenque son un buen ejemplo del laconismo y la relativa oscuridad de las inscripciones. Obviamente, sabemos ahora mucho sobre reyes, sus nombres, fechas y algunas ceremonias en las que participaban. Pero de la sociedad sobre la que gobernaban hay muy poca información en la escritura, y sabemos casi lo mismo que hace veinte años, los jeroglíficos no han aportado grandes cambios. La variedad de temas, y la amplitud de los desarrollos temáticos, que vemos en Egipto, no están presentes en el área maya. Pero eso no es una novedad, pasó lo mismo con el lineal cretense/micénico y con muchas tablillas cuneiformes. La escritura, en las civilizaciones antiguas, no era como actualmente un vehículo libre para expresar cualquier cosa, sino un recurso instrumental minoritario altamente especializado, para el comercio, la religión, o la exaltación de los reyes. Bienvenidos sean los desciframientos mayas y los debates que abren, el momento es excitante, aunque no demasiado prometedor. Pero me gustaría mucho que una larga inscripción nos relatara algún día con detalle un mito, el Popol Vuh, por ejemplo, y no sólo mínimos detalles de un reinado o conceptos religiosos aislados.
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2 comentarios:
Buenas noches. Ojalá descubriésemos jeroglíficos que nos diesen buena información sobre como vivía la "gente del común" y ojalá también descubriésemos epigraficámente elementos del Popol Vuh en monumentos clásicos, aunque los estucos de El Mirador ya fueron una buena noticia. Es una pena pero menos mal que contamos con la arqueología para desarrollar un trabajo combinado y poder ir desentrañando, aunque sea mínimamente, dónde y por qué se asentaba la población ¿no?. Recuerdo un artículo titulado "What Do Houses Mean?" de Johnston y Golin en el que se hace un estudio etnoarqueológico para poder para intentar comprender el significado de estas construcciones. En mi humildísima opinión este estudio combinado es el camino y no centrarnos en una sola disciplina.
Desde luego, estoy de acuerdo con usted,Sr. Mumary, hará muchisimoen las interpretaciones. Peor están los estudios peruanistas, por ejemplo, donde no hubo ninguna clase de escritura. Y los estucos de El Mirador todavía hay que interpretarlos de modo que no quepan dudas. Pero la iconografía, desde luego, es esencial en los estudios mayas
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