martes, 1 de junio de 2010
Catástrofes, conservación y turismo
Llega la temporada de huracanes y tormentas tropicales. En Guatemala, el volcán Pacaya ha entrado en erupción. Estos países centroamericanos, que tienen a su cargo la conservación de un patrimonio cultural maravilloso, extensísimo y envidiable, sufren una y otra vez el zarpazo de una naturaleza desbordada. Yo entiendo muy bien que, dentro del rampante nacionalismo que impera en las esferas políticas americanas, se pongan numerosas trabas a la presencia de equipos internacionales que desean excavar, investigar y, por supuesto, restaurar, los numerosos yacimientos de la cultura maya antigua. Se dice, sin embargo, que los estados no pueden aceptar la responsabilidad del mantenimiento de los sitios restaurados. ¿Por qué no se promueve, entonces, una cooperación arqueológica internacional que contemple, a largo plazo, las ayudas de los países más ricos a la restauración y el mantenimiento de las ciudades de la selva? Que los países o las instituciones europeas y norteamericanas obtengan las necesarias facilidades para trabajar en el campo, en Guatemala, México, Honduras, Belice, pero que, paralelamente, se comprometan a mantener y cuidar los sitios excavados y restaurados durante, por ejemplo, veinte años después de finalizar la investigación. Que los acuerdos sean garantizados por los Gobiernos respectivos, que los países americanos permitan la instalación permanente de equipos de investigadores y restauradores en los lugares excavados.
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