domingo, 6 de septiembre de 2009
Zonas arqueológicas y otros pecados
Recuerdo muy bien que cuando terminé los trabajos en Oxkintok fueron a visitar el sitio varios altos funcionarios del INAH, sobre todo miembros del Consejo de Arqueología (así se llamaba entonces, hacia 1991, la institución que dispensaba los permisos de excavación y velaba por el rigor de los proyectos, ignoro si todavía conserva ese nombre); algunos de ellos mostraron un cierto escándalo por el hecho de que yo había seleccionado para la excavación y restauración unos sectores determinados de cada grupo explorado, en lugar de haber emprendido la liberación y rehabilitación de los conjuntos enteros. Esto último, decían, hubiera facilitado la visita de los turistas, quienes deseaban ver las ciudades antiguas más o menos como habían sido en el pasado, pirámides completas, palacios enteros, barrios llenos de todo. Las excavaciones arqueológicas en algunos países se supeditan en cierta medida a la posterior explotación del lugar como reclamo turístico. Nada que objetar a un beneficio para el país y para los habitantes de la localidad, pero resulta que en ocasiones se fuerza el procedimiento, se dejan de lado los intereses científicos, si es que verdaderamente existen en los proyectos, y se inventan o medio inventan edificios y rincones urbanos. La prisa, y la modestía de medios económicos, también juegan su papel, y a veces lo que hay al final es una suerte de pastiche difícil de justificar a la luz de la arqueología; consecuencia de aquellos objetivos es también la adaptación de las ciudades a los espectáculos para turistas, el más desastroso de los cuales es el de luz y sonido, horrible invento que destruye y llena de cables, focos, sillas y artilugios diversos los mejores sectores de muchos hermosos sitios.
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1 comentario:
Estimado Dr Rivera...
Su experiencia en Oxtintok me acuerda dos experiencias muy recientes (2009).
Primero el espectaculo de sonido y luz llamado "Esplandor Teotihuacano" tenia el mismo objetivo y ha sido autorizado por el consejo Nacional de Arqueologia, antes de que unos trabajadores del INAH denunciaron las construcciones salvajes que dañaban las piramides de Teotihuacan y de la Luna entre otras.
Pero esta trampa turista provocó una polémica al nivel internacional, preocupando hasta la UNESCO sobre la integridad de esos edificios.
En julio pasadom fui a visitar las excavaciones de la piedra de Tlaltecuhtli con uno de los responsables de la zona. Esta persona me comentaba como las autoridades del INAH lo apresionaban para que se descubriera algo grandioso para celebrar el Bicentenario de la Revolucion.
Hay que acordarse que el presidente Miguel Aleman, en su tiempo firmo un decreto en el cual se declaro aue los seis craneos descubiertos por el INAH en 1953 cerca del Castillo de Chapultepec eran los restos de los 6 niños heroes fallecidos defendiendo a la Patria contra el invasor norteamericano.
En verdad, esos altos funciunarios son el brazo del poder. El INAH ha sido, sigue siendo y siempre será un instrumento del poder ejecutivo. Lo comprobó Carlos Salinas de Gortari cuando quiso llamar la atención internacional anunciando el descubrimiento de la Reina Roja en Palenque.
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