¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

viernes, 2 de noviembre de 2012

A VUELTAS CON LOS MUSEOS

No es una pregunta baladí: ¿Para qué sirven los museos? Constituyen un gasto importante para las instituciones responsables, el Estado, la Comunidad, el Ayuntamiento... Sólo se justifica tal gasto, a mi modo de ver, si el museo cumple una serie de requisitos y presenta una amplia lista de resultados. Un museo no es un depósito de objetos, no es un almacén para conservar esos objetos, no es un conjunto de salas donde languidecen amarillentos cartelitos que tratan de explicar, a menudo en lenguaje esotérico, el uso que se daba a ciertos objetos, no es, en fin, un lugar para colocar a amigos o triunfantes opositores. Es principalmente, creo yo, una institución orientada al progreso de las ciencias que secundariamente tiene la obligación de preservar y exponer determinado tipo de patrimonio cultural. Conservación, investigación, difusión, serían los tres pilares de esta empresa. Si alguno falla, la empresa se queda coja y se cae al suelo. Por lo que yo vislumbro en el día a día de mi país, España, esos objetivos se han quedado en la cuneta con bastante frecuencia, suele faltar en general la investigación, y cuando se hace es bastante pobre y poco prestigiosa, la conservación a menudo es precaria por falta de dinero, y la difusión se limita en ocasiones a colegios y otros escenarios más o menos infantiles. En el americanismo, que es mi campo, echo de menos investigaciones punteras, congresos y mesas redondas de alto nivel internacional, expediciones y trabajo de campo, buenas revistas y libros de los llamados de impacto. O sea, que no sé si los museos españoles siven para lo que deben servir. Pronto, quizás, tendremos ocasión de comprobarlo en el renovado Museo Arqueológico Nacional.

domingo, 23 de septiembre de 2012

AUTOSACRIFICIO

Estoy leyendo el que ya me parece excelente libro de Claude François Baudez La douleur rédemptrice, en el que aborda un tema ya muy tratado pero en el que se ha profundizado poco, el del autosacrificio en Mesoamérica y sobre todo en la civilización maya. Pero disiento en un primer asunto que considero crucial: Baudez afirma que el autosacrificio se origina en Mesoamérica por la deuda que los seres humanos contraen con los dioses cuando estos crean el mundo; para pagar esa deuda deben ofrecer su sangre y su dolor. Yo creo, por el contrario, que el autosacrificio se orienta al mantenimiento del universo, en una especie de interacción con los creadores, que se manifiestan en su obra. La sangre es la vida y los hombres "inyectan" esa vida en el mundo y en las fuerzas que lo sostienen y lo perpetúan. No es pago de deuda, es contribución a una tarea que es común a los hombres y a los dioses. El aroma "redentor" de la sangre ofrecida y del dolor simultáneo, que ya se trasluce en el título del libro, no me parece propio de un pensamiento como el mesoamericano, sino de la tradición judeo-cristiana. Los mayas no pagaban por culpa alguna, no tenían cuentas pendientes con los creadores, sencillamente habitaban un nivel ontológico que les obligaba a colaborar en el orden y la continuidad del cosmos, y esa estrecha relación con las fuerzas sobrenaturales, procedente de la empresa común, les otorgaba una sublime dignidad y la justificación de su existencia. 

jueves, 16 de agosto de 2012

Obras poco satisfactorias

Una buena amiga me envía unas fotos en las que se ve muy bien la carretera que el Gobierno mexicano ha trazado por encima del yacimiento arqueológico de Oxkintok. Es una ciudad maya antigua a la que tengo un especial cariño, por eso me duelen cualesquiera atentados contra ella. Ya me habían dicho que la zona arqueológica, al cuidado del INAH, aparecía bastante descuidada y con notable falta de mantenimiento. Yo sugeriría a este organismo gubernamental mexicano que procurara comprometerse en proclamar menos Zonas Arqueológicas, y que aquellas que merecieran tal calificación fueran de verdad cuidadas con todo esmero. Eso no significa que se deban abandonar sitios más o menos conocidos, pero no es lo mismo vigilar los yacimientos para evitar saqueos y vandalismos, tarea prioritaria de todo gobierno respetuoso con el patrimonio cultural de su nación, que atender y conservar los lugares ya excavados en perfectas condiciones y con las consolidaciones y protecciones necesarias.

viernes, 27 de julio de 2012

Congreso en Viena

Acabo de regresar del Congreso de Americanistas de Viena. Como esperaba, una reunión demasiado grande, demasiado variada, demasiado dispersa y con los habituales fallos organizativos (no poder ponerse en contacto con otro congresista, no tener un programa día por día, no tener los resúmenes en papel ya que muchos no llevamos el ordenador, cambios de orden en los ponentes a última hora, no tener las aulas en las puertas las sesiones que se estaban celebrando dentro, en fin los problemas corrientes). Pero siempre es un placer ver a los amigos, algunos después de muchos años, y siempre también logra enterarse uno de cosas nuevas que acontecen en su especialidad. Además, Viena es una ciudad por la que vale la pena cualquier esfuerzo. Varias instituciones nos ofrecieron agasajos cordiales, como el Ayuntamiento en su impresionante edificio, y los paseos por el Ring o el Graben nos hacen regresar a una Europa esplendorosa que ya nunca volverá. ¡Qué arquitectura, y qué excelente mantenimiento de tantos tesoros artísticos! A pesar de que los tiempos no son favorables a estos valores, todavía en Viena se respira civismo, buena educación, respeto, buen gusto, y una moderación inteligente que está en la entraña de la obra universal de la Europa cultural, avanzada y libre. Allí me encontré con el último libro de Claude-François Baudez sobre el autosacrificio en Mesoamérica, y allí les hablé por los pasillos o ante una buena cerveza de mi novela Bolnak, el maya. La ciudad de la música llenó de armonía un Congreso variopinto y complicado.

lunes, 28 de mayo de 2012

BOLNAK EN LA FERIA DEL LIBRO

Estuve el pasado domingo en la Feria del Libro de Madrid firmando ejemplares de mi novela Bolnak, el maya, que ha publicado Alianza Editorial en su colección 13-20. Además de los amigos que pasaron por allí, hubo tres clases de personas interesadas en esta novela exótica (exótica no sólo por el paisaje en que se desarrolla; que yo sepa, es la primera vez que se publica en España una obra de ficción que transcurra en tiempos de la antigua civilización maya, y seguramente no serán frecuentes este tipo de obras en ninguno de los países de habla hispana, incluyendo aquellos donde todavía habitan los mayas, sobre todo México y Guatemala): la primera es la de personas que han viajado a Yucatán, o a Tikal, y se han enamorado del país y de sus moradores, y de las monumentales ruinas; la segunda es la de personas que leen mucha novela histórica y que se sienten atraídos por una rareza de tal envergadura; y la tercera es la de los preocupados por los misterios sin desvelar de los mayas precolombinos, por sus pirámides en la selva, por sus supuestas profecías. Todos ellos pueden disfrutar desentrañando las peripecias de Bolnak y de sus compañeros en el momento del cambio del siglo VIII al siglo IX. Pero la cronología es lo de menos, de hecho la novela amalgama datos que provienen de épocas diversas, referidos por los cronistas del siglo XVI, o más tardíos, y sacados a la luz por los arqueólogos que excavan ciudades clásicas. Lo que he procurado hacer, ante todo, ha sido brindar a los lectores la posibilidad de seguir una aventura humana, con violencias, y con sentimientos a flor de piel y deseos y pugnas intelectuales, y todo ello en el marco prodigioso de una de las civilizaciones más bellas y enigmáticas de toda la Historia.

domingo, 20 de mayo de 2012

Más pinturas murales

Estoy encantado con las pinturas murales que el equipo de William Saturno ha encontrado en la ciudad de Xultún. Es bien notable que en los últimos años hayan aparecido más murales en buenas condiciones que en las décadas anteriores. Después de las bellas pinturas de Calakmul, las muy significativas de San Bartolo, ahora éstas de Xultún, en las que no sólo hay personajes, alguno de ellos bastante raro, sino columnas de cálculos aritméticos relacionados con los movimientos de los astros. Es evidente que los antiguos mayas tenían por costumbre pintar las paredes de numerosos palacios y otros edificios con escenas de toda clase, religiosas, políticas y hasta científicas. Desgraciadamente, el clima durísimo del trópico húmedo ha hecho desaparecer muchas de estas obras de arte, y otras se encuentran en muy malas condiciones, de modo que es difícil describirlas e interpretarlas. Pero los constantes descubrimientos son la esperanza de que un día llegaremos a poseer un corpus tan amplio como el de Egipto, y entonces, con una muestra suficiente, será quizás el momento de detenerse a reconstruir la vida antigua a través de tan espectaculares y expresivas obras.

martes, 15 de mayo de 2012

Más sobre el fin del mundo

El viernes pasado grabé una entrevista que salió el domingo en el programa de radio SER HISTORIA, que dirige mi buen amigo Nacho Ares. El enlace es www.cadenaser.com/cultura/audios/ y de allí a SER HISTORIA programa 150 fin del mundo 2012. Dije lo que ya he repetido en otras ocasiones: que los mayas no profetizaron el fin del mundo, ni en 2012 ni en ningún otro año, pero que tenían unas tradiciones mitológicas, recogidas en el llamado POPOL VUH, que contemplaban la reiterada creación y destrucción de los mundos, entendida esta última palabra principalmente como las humanidades creadas. Esa era una creencia común a la mayor parte de los pueblos de la Mesoamérica prehispánica. Ahora bien, ¿cuándo pensaban los mayas antiguos que acabaría el mundo en el que vivían, ya que ineludiblemente tenía que acabar en algún momento? ¿Cuando terminara un ciclo cronológico de 13 baktunes, que parece ser que era el ciclo mayor en su sistema de cómputo del tiempo? Pues eso sucederá el 21 de diciembre del presente año cristiano de 2012. Tal vez la respuesta era otra, ya que no existen referencias epigráficas a un acontecimiento de tanta trascendencia, excepto la mínima alusión del monumento de la ciudad de Tortuguero. Así que el campo sigue abierto y despejado para cualquier especulación. Pero, por favor, que no se hable más de la "profecía maya" o de las "profecías mayas" en relación con esta cuestión, porque, sencillamente, no existen.