¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

viernes, 30 de diciembre de 2011

¿Quién es maya?

Por supuesto, Pablo, se pueden utilizar los documentos coloniales, e incluso modernos, para tratar de esclarecer lo ocurrido en la larga época prehispánica. Incluso, en ocasiones, es obligado hacerlo. Y yo mismo lo he hecho a menudo. Pero eso no homologa la cultura maya antigua con la cultura maya posterior a 1540. Por eso la pregunta no debe ser ¿qué dijeron los mayas? sino ¿qué dijeron los mayas precolombinos?, y creo que a eso se refieren las gentes preocupadas por el supuesto fin del mundo, porque lo que afirme un yucateco indígena en el siglo XVIII, o hace unos años, pertenece a otra cultura maya, la que se caracteriza por la amalgama de ideas, el sincretismo religioso, la pérdida de muchas tradiciones, la formidable influencia de los frailes, el Gobierno republicano, la televisión y el turismo, etcétera. Insisto en que, hoy por hoy, con el conocimiento que tenemos, la civilización maya parece que no dio importancia a una fecha tan señalada como el fin del gran ciclo en 2012, y desde luego no mencionó en absoluto que fuera a suceder alguna catástrofe. Me pregunto la razón, pues para mí ese gran ciclo debía coincidir con la duración aproximada de cada uno de los mundos o soles que habían existido. Lo que no es baladí, sino altamente significativo. No se terminan 5125 años así como así, de cualquier manera, y si insisten una y otra vez en recordarnos la fecha de comienzo ¿por qué no se explayan especulando sobre la fecha del fin? ¿O será que toda la información está encerrada, contenida y resumida, en el nombre del misterioso Bolon Yokté, al que se alude en el monumento de Tortuguero?, ya sabemos que los mayas no eran muy locuaces en sus inscripciones. Así que, diría a lo mejor un socarrón ah kuhún del Usumacinta, con las fechas del calendario, los mitos (del que luego sería Popol Vuh) y el nombre de Bolon Yokté, a buen entendedor...

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Precisiones sobre los cataclismos imaginarios

Bien, mi querido comentarista me dice que los mayas fallaron al predecir el fin del mundo en 1787. Pero eso no es del todo cierto, los mayas dieron cobertura a una "profecía" difundida en el ámbito mediterráneo, lo que era muy lógico en un tiempo, los siglos XVII y XVIII en Yucatán, en el que los procesos de aculturación, voluntaria o forzada, estaban en auge. El Chilam Balam de Ixil no es comparable con, digamos, el Monumento 6 de Tortuguero, y la edición de Laura Caso Barrera (de ilustre segundo apellido en la filología maya) lo que hace es poner de manifiesto el formidable revoltillo mental de los menes y otros practicadores religiosos y políticos de la colonia. Erik Velásquez y sus ilustres colegas pueden afirmar con toda legitimidad que no hay hasta el momento inscripción maya antigua en la que se mencione el fin del mundo en 2012, pero meter en ese saco al libro de Ixil me parece incorrecto, pues ese texto sólo es verdaderamente maya -en la ideología y creencias que refleja, claro- en un modesto 30 por ciento. Mejores, por supuesto, son las referencias al Popol Vuh, pero esa es otra historia.

martes, 27 de diciembre de 2011

FELIZ AÑO NUEVO

Se multiplican las consultas sobre el año que comienza ¿qué dijeron los mayas? ¿se acabará el mundo en diciembre? Me llaman de la radio y casi siempre se refieren a la "profecía" maya, y la realidad es que no hubo tal profecía. Sólo un ciclo cronológico que está a punto de finalizar. Se nos termina el tiempo, hubieran dicho las gentes de Uxmal, al estilo del conejo blanco de Alicia. Pero seguramente estaban tranquilos pensando que otro tiempo llegaba a continuación, un feliz año nuevo, porque todo tiempo nuevo tenía forzosamente que ser mejor para los humanos y los dioses que el anterior. Así que a esperar y ver, y sobre todo a esperar y pensar, a pensar en los que sufren, los que tienen hambre, los que no pueden soportar las injusticias, los que carecen de amor, o de amistad, que es casi lo mismo, o de fe, o carecen, por tanto, de esperanza. Ojalá que los mayas tuvieran la firme creencia de que la nueva humanidad alumbrada el 21 de diciembre próximo perdería el miedo y superaría el dolor y la soledad. Sería una creencia muy digna de ser compartida.

viernes, 2 de diciembre de 2011

DEUDACRACIA


Según parece éste es el título de una película sobre la grave crisis
financiera de Grecia. Hace años yo creía ingenuamente que los Estados se
financiaban por medio de los impuestos que pagaban los ciudadanos. No es así.
Los Estados no tienen bastante con los impuestos y piden dinero prestado a los
bancos, personas o instituciones millonarias. A eso, lógicamente, se le llama
deuda. Y con frecuencia más que deuda soberana es una soberana deuda.Y como los intereses de esos préstamos son elevados, mucho de lo que
recaudan los Estados con los impuestos y otros ingresos van directamente a pagar
tales intereses. Es un círculo vicioso de fuerte retroalimentación del que
algunos intentan salir devaluando la moneda o declarándose en quiebra. Me
gustaría mucho saber si los Estados antiguos también funcionaban así, y pienso
estudiarlo. De hecho, resulta una hipótesis atractiva. Quizá las expansiones imperiales, la avidez de tributos cada vez
mayores y el sometimiento de poblaciones prósperas, hayan tenido ese origen, el
de Estados que no alcanzaban a cubrir sus gastos. No pedían préstamos -en
ocasiones sí, a los banqueros del momento-, sino que se apoderaban de los excedentes de
producción ajenos. En fin, es evidente que, se mire como se mire, aquellas
prácticas han causado a menudo la asfixia, el declive o la ruina.
Publicado por Miguel Rivera
Dorado en 10:34

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Qué pasó realmente en el 378?

¿Qué pasó realmente en el 378?Cuando estábamos a punto de entrar en la cámara del Satunsat en la que alguien había sido enterrado, seguramente a finales del Clásico Temprano, y mirábamos por un agujero hecho en el muro que la separaba de los otros cuartos del Laberinto -tal vez porque siempre habíamos querido reproducir el maravilloso momento vivido por Carter-, algo llamó poderosamente mi atención: en el suelo se veían varios recipientes de cerámica de un estilo indudablemente no maya. Dije "esto es teotihuacano", y en efecto, la ceramógrafa Carmen asintió cuando fue llamada a consultas. Eran vasijas teotihuacanas o teotihuacanoides, inconfundibles por las formas, el color y la ornamentación. Cerca del Satunsat estaba la pirámide principal del Grupo May, cuyos cuerpos ya nos habían llamado la atención porque lucían tableros y taludes. Las excavaciones que continuó Ricardo Velázquez en Oxkintok, una vez terminado el trabajo de la Misión Española, encontraron muchos más rasgos del estilo teotihuacano en ese remoto lugar del norte de Yucatán. Digo todo esto porque he vuelto a releer el célebre artículo de David Stuart sobre los "extranjeros", y estoy cada vez más convencido de que lo que se abatió sobre las tierras bajas mayas hacia finales del siglo IV fue una ola gigantesca, militar, política y económica, que modeló los nacientes reinos y dejó un legado cultural, y sobre todo ideológico, que perduró hasta la conquista española. Teotihuacan impuso su poder y gobernó de hecho en gran parte del área maya entre los siglos IV y VI; no fue una ocupación imperial a la manera romana o inca, el paralelo más acertado es probablemente el de los Estados Unidos hoy en ciertos países de Latinoamérica, África o Asia.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Los falsos en Mesoamérica

Ha llegado a mis manos un libro fascinante. Se llama Faking.Ancient Mesoamerica, de Nancy L. Kelker y Karen O. Bruhns. Siempre he deseado que se publiquen libros así, denunciando las muchas piezas arqueológicas falsas que habitan los museos y colecciones privadas, y explicando quiénes, cuándo y cómo, se han llevado a cabo tales falsificaciones. También a mí me han implicado en ocasiones en asuntos de peritaje, valoración y autentificación, de objetos precolombinos; yo suelo huir de tales cometidos, pero a veces, por amistad generalmente, atiendo las peticiones de quien ha recibido de sus padres una cerámica, o ha traído de un viaje a París una escultura, y tienen graves dudas sobre su atenticidad, o quieren venderlas para obtener alguna ganancia. Otras veces es pura curiosidad la que sienten por ciertos objetos que han ocupado un armario en sus casas durante años, y a los que hasta ahora no habían prestado atención. En ocasiones les he remitido al Museo de América, y unas pocas veces he hecho un comentario sobre las dudas que me producía el tal objeto. Hace años incluso la Guardia Civil se dirigió a mí para consultarme sobre un alijo de piezas arqueológicas americanas. Obviamente, un buen peritaje requiere medios, tiempo y análisis que resultan costosos para bastante gente. Lo mejor es recurrir a los organismos más especializados, como los museos. Pero, ¿por qué los mismos museos muestran a veces en sus vitrinas objetos de dudosa procedencia y más dudosa todavía antigüedad? El libro de Nancy y Karen aclara muchas cosas, hasta con fotos en las que se ve a los mejores falsificadores. Por cierto, para ellas, definitivamente, el Códice Grolier es falso. Algunos lo sospechábamos y otros lo afirmaban sin rubor, pero su difusión vino de la mano de Michael Coe, nada menos. Así que puede pasar que los especialistas también nos equivoquemos, o que nos movamos en la duda. Eso es toda ciencia, errores, rectificaciones, comprobaciones, aciertos, y más investigación.

martes, 6 de septiembre de 2011

América y España, un idilio en penumbra

Me dice Pablo Marcos Berastegui que ha visto una excelente exposición sobre los mayas en París, y se pregunta por qué no vienen a España grandes muestras sobre el antiguo México o sobre el antiguo Perú que andan circulando por Europa.La respuesta es sencilla, nuestras autoridades no sienten la necesidad, ni la inquietud, de traer tales exposiciones, tampoco las grandes empresas españolas actúan como verdaderos y generosos mecenas y patrocinadores al respecto. Unos y otros lo hacen modestamente, en ese terreno del salir del paso en el que tan bien nos movemos los hispánicos. Por eso, pienso yo, la palabra vale ha tenido tan gran éxito en el habla coloquial, porque éste es el país del ¡ya vale! Aunque las cosas se dejen a medias, aunque no se alcance la perfección o la excelencia, ¡ya vale! Pues no, en las relaciones culturales con América, con la América que forma parte de nuestra propia historia, el ¡ya vale! no vale; se debe lograr lo mejor, y ese concepto implica grandes exposiciones sobre los mochicas, el hombre de Sipán, Tiahuanaco, los olmecas, Tikal, Palenque, lo que sea, lo que esté en gira de nuestros países hermanos, de su cultura antigua y moderna, y una promoción excepcional, y buena publicidad. Y ya puestos a ello, institutos antropológicos y arqueológicos españoles en Lima, México, Guatemala, Quito, y un buen plantel de especialistas y becarios estudiando culturas del pasado, culturas indígenas, lenguas americanas, y restauradores restaurando el patrimonio arqueológico, y muchas y buenas publicaciones, colecciones de obras de prestigio. Y más departamentos universitarios, y plazas para profesores e investigadores, y organización de congresos internacionales en nuestras universidades y museos. Y un Museo de América que sea referencia mundial en el americanismo. En fin, es sólo justicia para las culturas y civilizaciones que los españoles descubrieron al mundo, para nuestra historia, insisto; ah, y una buena, muy buena política de acercamiento a los países americanos.