¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

domingo, 17 de enero de 2010

DE QUÉ Y POR QUÉ ESCRIBÍAN LOS MAYAS

Llegan a mis manos algunos libros recientes de investigadores norteamericanos, sobre todo de S. Houston, siempre preocupado de buscar los ángulos inéditos y sorprendentes (uno de los libros trata sobre el color, por ejemplo). Me gusta mucho que los estadounidenses, y afines, publiquen abundantemente y bien, y, aunque algunas malas lenguas dicen que publican lo mismo una y otra vez, y que lo hacen porque les obliga su sistema universitario y de investigación, el caso es que tenemos a menudo interesantes monografías y síntesis a las que echar un ojo. Son gente volcada en su profesión, tal vez demasiado especializada y poco atenta o curiosa por el mundo alrededor, pero eficaz. Por eso me inquieta que, luego de medio siglo desde que empezó de verdad y por el buen camino el desciframiento de los jeroglíficos, todavía haya tantas lagunas, tantos signos sin leer o traducir con seguridad, basta con decir que aún no sabemos como se llamaba el dios L y que dudamos sobre el dios E. En efecto, los mayas apenas escribían de otra cosa que de religión, y su panteón y su mitología son en buena medida un misterio en el que penetran esporádicos rayos de luz. El importantísimo Bolon Yokté, el enigmático patrono del mes Pax, se resisten a la investigación, y no digamos mitos como el de la doncella y el dios N. Los mayas escribieron para fortalecer su comunicación con las fuerzas sobrenaturales y para subrayar y difundir el papel que los gobernantes jugaban en ella. No fueron como los fenicios o los cretenses, más interesados por los asuntos económicos. ¡Y falta tanto por alcanzar la comprensión de su ideología religiosa! Ahí es donde los epigrafistas deben lograr éxitos contundentes, y no sólo descifrando, sino, sobre todo, interpretando.